Imagino que la oscuridad se ha marchado.
Hay por qué vivir.
Soy un tonto que actúa sin pensar
Pero pienso que inmortal es el cangrejo.
Pero pienso, siempre sin pensar.
Días largos llegan a su fin y yo entiendo que te quiero a ti.
Estos días forman ciclos y cadenas.
Son eventos, a veces son palabras, que quiero repetir.
Sigo hablando siempre sin pensar.
Yo soy un tonto que no sabe vivir.
Aprendiendo a querer de verdad he descubierto qué quiero preservar.
Los días se vuelven noches y vuelve la oscuridad
Pero hay luces, destellos que iluminan por donde caminar.
Son esas luces las que inspiran, me transforman, en sinceridad.
Yo soy tonto, no puedo contar.
Me desconcentro y no puedo pensar.
Tú invades los rincones de mi mente.
En días largos que se hacen interminables.
Y enciendes muchas luces, destellantes, que me ciegan y enloquecen, son luces intermitentes.
Al mirarte yo puedo formar oraciones deformes y mi aliento se termina de esfumar.
Al mirarte puedo sonreír, y nervioso, me empiezo a equivocar.
Soy un niño fácil de asustar.
Pero ahora que recién te he escuchado, no temo a la oscuridad.
Soy un tonto que a veces enloquece siempre que tú estás presente.
Yo soy un tonto que intenta encontrar sentido a todo lo sucedido.
Pero fallo, fallo al explicar lo que siento.
Al menos lo intento, y te hago reír.
Días largos en los que vivo con prisa, para escuchar tu risa o poder ver tu sonrisa.
Días felices en los que soy entusiasta, pero es porque así me siento.
Es tu culpa, así lo siento, puedo sonreír.
Soy un tonto que en tu ausencia habla solo, que imagina que te escucha, que siempre piensa en ti.
Yo te escribo porque al hablar, yo soy muy torpe y me puedo equivocar.
Cuando hablo todo es inteligible y no lo entiendes pero empiezas a reír.
Quiero mirarte porque haces todo simple, haces que me tranquilice y me haces sonreír.
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